Existen personas que consiguen con sus continuos comentarios negativos, que otras pierdan la confianza en sí mismas y procuren actuar no conforme a sus propios criterios, sino al de aquéllos, para evitar así ser objeto de sus críticas dejando al margen sus convicciones.
Normalmente se suele asociar el término bullying con el acoso escolar, sin embargo este fenómeno también existe en las propias universidades entre los estudiantes, de hecho, en algunos países, como Argentina, cuatro de cada diez son víctimas.
En relación con ello, podríamos mencionar a esos “amigos” cuya compañía es grata, sin embargo, una vez que dejan de formar parte de tu vida, te sientes incluso mejor persona.
Suena drástico lo que acabo de mencionar, pero sé que todos vosotros estáis pensando en alguien en concreto, en alguien tóxico.
La primera vez que escuché este adjetivo, no entendí su verdadero significado, pero a medida que vas madurando y entablas conversaciones con diferentes personas contándote sus experiencias relacionadas con este tema, te cercioras de la abundancia de este tipo de individuos.
La filosofía de vida de todo ser humano debería consistir en amar al prójimo como a ti mismo, por tanto me pregunto, ¿por qué no hacer un poco más feliz a los demás, con tu presencia y en tu día a día?
Los efectos de una “convivencia” tóxica
Cuando te encuentras cerca de una persona tóxica, continuamente te sientes juzgado, pesimista y con la autoestima baja porque, inconscientemente, sabes que la persona que tienes en frente, va a realizar, con cualquier movimiento que hagas, una crítica.
Me declaro fan de las críticas constructivas realizadas con sinceridad, éstas proceden de verdaderos amigos, que quieren que aprendas de tus errores y te perfecciones moralmente, sin embargo, las que provienen de los tóxicos, indirectamente, tienen el objetivo de hacer daño y vanagloriarse, demostrando, supuestamente, su superioridad y buen hacer ante ti.
A pesar de ello, tú piensas que bajo ese tipo de comentarios se encuentra un estrecho lazo de amistad, por ende, procedes a olvidar una y otra vez todo aquello que repercute negativamente en ti.
El momento en el que decides ser tú mismo
Hasta que un día, esa venda de los ojos desaparece y decides actuar conforme a tu propio criterio, adquiriendo confianza en ti mismo para decir, de una vez por todas, que no quieres eso, sino que quieres a alguien que verdaderamente te apoye y ayude a conseguir tus metas, permitiéndote disfrutar del camino para lograrlas.
Como consecuencia, al hacerte fuerte, esa persona a quien considerabas amiga, desaparece, porque te enfrentas a ella cara a cara, justificando tu manera de actuar y pensar, recuperando tu esencia, convicciones…, en definitiva, aprendiendo a ser contigo mismo y los que te quieren, más feliz.
Por tanto os animo a todos los que estéis leyendo esto, que creáis en vosotros y logréis lo que os proponéis asegurando una convivencia pacífica y tranquila entre los que os rodean, puesto que uno no es exitoso por el dinero que gane, sino por la gente que le quiere.
Y recordad, al igual que nunca es tarde para ejecutar este desafío, nunca será tarde para tomar la decisión de querer alcanzar la felicidad.
Schreibe einen Kommentar